miércoles, 13 de noviembre de 2019

António Ramos Rosa - O teu rosto (por José-António Moreira)











Soñé tanto con un cuerpo ardiente
entre el fragor de los monstruos y la mudez de los muros
que mi sudor modeló los espectros del mundo
y las funámbulas figuras de mi deseo errante
Me perdí tantas veces en la desesperación del laberinto
en la soledad de la sed y en el fondo de un túnel
que me sentí incapaz de esperar el nupcial encuentro
que me liberaría de los círculos infernales
Pero te encontré más allá de la niebla
con el fulgor oval de un comienzo puro
y con la fragancia de tus ojos matinales
En el ardor animal mi sangre subía
y en tu rostro veía una rosa azul
y en tus labios un sueño de inteligencia blanca
donde volaban dos aves en la penumbra de las fronteras
Veo tu rostro cotidiano
como si la penumbra
tuviese ojos
o como si las raíces pudiesen ver
a través de la sombra
Estoy en el humus de la casa
en el humus del silencio
y veo a través de las vértebras
de una luz subterránea
tu rostro de tierra
Hay siempre muros y muros
y la niebla de los días
mas tú eres una llama
sobre la mesa puesta
Llega la noche y las serpientes
circundan las lámparas
y achican el espacio
Cada cual busca
en la palma de las manos
los granos verdes del mar
El monstruo vago de la noche
desenfoca nuestra mirada
y los ojos vacilan
Tu rostro persiste
como si tu torso fuese
el tronco de un árbol
Amo tu henchido candor de astro
tu pura integridad delicada
tu permanente adolescencia de secreto
tu fragilidad encendida siempre altiva
Por ti soy la seguridad leve
de un pecho que pulsa y canta su llama
que se levanta y se inclina ante tu hálito de pájaro
o ante la lluvia de tus pétalos de plata
Si guardo algún tesoro no lo apreso
porque quiero ofrecerte la paz de un sueño abierto
que dure y fluya en tus venas lentas
y sea un perfume o un beso un suspiro solar
Te ofrezco esta frágil flor esta piedra de lluvia
para que sientas el verde frescor
de un vergel de blancas cortesías
porque por ti vivo y por ti nazco
porque amo el oro vivo de tu rostro
Es por ti que escribo, que no eres ni musa ni diosa,
sino la mujer de mi horizonte
en la imperfección e incógnita del día a día
Por ti deseo el sosiego oval
en que puedas identificarte en la limpidez de un centro
en que la felicidad se revele como un jardín blanco
donde reconozcas la dalia de tu identidad azul
Porque amo la cálida hermosura de tu torso
la latitud pura de tu frente
tu mirada de agua iluminada
tu sonrisa solar
Porque sin ti no sabría del girasol del horizonte
ni de la henchida integridad del trigo
busco en las palabras fragantes un oasis
para la ofrenda de mi sangre inquieta
donde presiento la trayectoria bermeja de un sol
que quiere resplandecer en largas planicies
surcado por un tranquilo río caudaloso
Cuando te vi sentí un puro temblor de primavera
y la voluptuosa blancura de un perfume
En mi sangre bogaban levemente
anémonas estrellas barcarolas
El silencio que te envolvía era un gran disco blanco
y tu rostro solar tenía la bondad de un barco
y la pureza del trigo y de suaves azucenas
Cuando descubrí tu seno de luminosa luna
y vi tu vientre profusamente blanco
sentí que nunca había visto la claridad de la tierra
ni acariciado jamás una guitarra redonda
Cuando toqué la trémula golondrina de tu sexo
la adolescencia del mundo fue un relámpago en mi cuerpo
Y cuando me tendí a tu lado fue como si todo el universo
se volviese arca de terciopelo
Tan lentamente pura y suavemente suntuosa
fue tu entrega que renací entero como un ángel solar
Tú deseas saber
Yo no porque sé que nunca sabré
Tú quieres abrir las puertas del conocimiento
para fundar tu integridad
Yo me entrego al vago e indefinible vagar
de la luz sobre la página que nunca es un oasis
y no conduce al plácido puerto que en ella presentimos
Tú deseas ir más allá de las secuencias cotidianas
yo busco también un más allá
pero en el interior de la sombra de mi cuerpo
al ritmo de la respiración
para fortalecer mi incierta identidad
Tú no desistes de llegar a conocer la lucidez del centro
para que la vida encuentre su equilibrio y horizonte
Yo no conozco horizonte más allá de la vaga claridad
que a veces brilla en el silencio de un abandono
y en la fluidez de las palabras que buscan la desnudez
Tú buscas algo que trascienda el mundo
yo busco el mundo en el mundo o en su más acá
Yo sé que la fragilidad puede centellear
como una constelación o como un delta
cuando el cuerpo se entrega sobre las dunas del silencio
Tú quieres ser la columna o la balanza viva
del puro equilibrio que sustenta el mundo
Versos de António Ramos Rosa extraídos del libro O Teu Rosto, Antologia Poética, P. D. Quixote, 2001. Nuria Pérez Serrano (ÍndigoHorizonte 2018) de la traducción y la imagen. A continuación, estos versos en portugués en la voz de José-António Moreira.

martes, 5 de noviembre de 2019

Antonio Ramos Rosa, os seus poemas, con nos, o luns 18 de Novembro




ESTOU VIVO E ESCREVO SOL

Eu escrevo versos ao meio-dia
e a morte ao sol é uma cabeleira
que passa em fios frescos sobre a minha cara de vivo
Estou vivo e escrevo sol
Se as minhas lágrimas e os meus dentes cantam
no vazio fresco
é porque aboli todas as mentiras
e não sou mais que este momento puro
a coincidência perfeita
no acto de escrever e sol
A vertigem única da verdade em riste
a nulidade de todas as próximas paragens
navego para o cimo
tombo na claridade simples
e os objectos atiram suas faces
e na minha língua o sol trepida
Melhor que beber vinho é mais claro
ser no olhar o próprio olhar
a maraviha é este espaço aberto
a rua
um grito
a grande toalha do silêncio verde

sábado, 28 de septiembre de 2019

Prefacio para una nota de suicidio en veinte volúmenes - Amiri Baraka

Prefacio para una nota de suicidio en veinte volúmenes - Amiri Baraka



                                                     For Kellie Jones, Born 16 May 1959


 Lately, I've become accustomed to the way
 The ground opens up and envelopes me
 Each time I go out to walk the dog.
 Or the broad edged silly music the wind
 Makes when I run for a bus...

 Things have come to that.

 And now, each night I count the stars.
 And each night I get the same number.
 And when they will not come to be counted,
 I count the holes they leave.

 Nobody sings anymore.

 And then last night I tiptoed upTo my daughter's room and heard her
 Talking to someone, and when I opened
 The door, there was no one there...
 Only she on her knees, peeking into

 Her own clasped hands
_________________________________

Para Kelly Jones, nacida el 16 de mayo de 1959
Últimamente me he acostumbrado a la manera
en que el suelo se abre y me envuelve
cada vez que salgo para pasear al perro.
O a la música inconfundible, afilada y tonta que hace
el viento cuando corro para alcanzar el bus...

Las cosas han llegado a este punto.

Y ahora, cada noche cuento las estrellas.
Y cada noche obtengo el mismo número.
Y cuando ellas no vienen para que las cuente,
cuento los agujeros que dejan.

Ya nadie canta.

Y entonces, anoche subí en puntas de pies
hasta la habitación de mi hija y oí
que le hablaba a alguien, y cuando abrí
la puerta no había nadie más allí...
sólo ella, arrodillada, espiando dentro

de sus propias manos cerradas



Versión de Jonio González
Amiri Baraka (LeRoi Jones)


– Amiri Baraka, el poeta que quiso volar Amerikkka

– Amiri Baraka, el poeta que quiso volar Amerikkka





Amiri Baraka, el poeta que quiso volar Amerikkka

Publicado por Daniel Salgado

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Amiri Baraka en la National Black Political Convention, 1972. Fotografía cortesía de Cereal Records.
La verdad es la tarea del poeta. Y la verdad de Amiri Baraka era la fractura, la división, la contradicción, la tensión. La verdad del poeta que pelea por liberar las palabras del lenguaje del consenso. Que investiga las razones de la opresión. «Estoy dentro de alguien / que me odia», escribió. Era 1964 y su conciencia se debatía violentamente entre la lealtad a la lucha de su pueblo, el afroamericano, y su carrera literaria como beatnik de segunda hora. The Dead Lecturer (El conferenciante muerto), su libro de poemas de aquel año, funciona como crónica de esa escisión. Fotografía de la encrucijada en que historia y literatura colisionan, publicado meses antes del asesinato de Malcolm XLeRoi Jones, después Baraka, no volvería a ser el mismo. Su vida y su obra, sacudidas al igual que sacudidos estaban los Estados Unidos de aquel tiempo, despegaría hacia el radicalismo político y estético.
«Queremos poemas que asesinen», escupía en «Black Art» («Arte negro»)poema grabado en 1965 junto a titanes del free jazz como Albert AylerSunny Murray o Don Cherry. Entonces de nombre LeRoi Jones, nacido en Newark (Nueva Jersey) en 1934 y muerto setenta y nueve años después en la misma ciudad, dedicó su vida a escribir poemas asesinos. Poemas bomba. Redactó el acta notarial de la experiencia negra en el vientre del imperio y de su resistencia social, política, cultural. «Queremos un poema negro. Y un / Mundo Negro. / Dejad que el mundo sea un Poema Negro / Y Dejad que Toda la Gente Negra Diga Este Poema / Silenciosamente / o en VOZ ALTA», acaba «Black Art». Su poesía apenas está traducida a lenguas peninsulares y de su prosa solo se encuentran disponibles sus radicales e indispensables ensayos sobre música afroamericana —Black Music. Free jazz y conciencia negra y Blues people. Música negra en la América blanca. Pese a la miopía del mundo editorial español, la trayectoria de LeRoi Jones, después Amiri Imamu Baraka, después Amiri Baraka, lo sitúa como uno de los escritores fundamentales de la literatura norteamericana de la segunda mitad del siglo XX.
Tal vez «controvertido» sea el adjetivo que más veces se ha utilizado para definir a Baraka. El joven poeta beat que alternaba con Allen Ginsberg o Frank O’Hara y que en 1961 publicó Prefacio a una nota de suicidio en veinte volúmenes (Preface to a Twenty Volume Suicide Note), su primera colección de poemas, no tardó en dar paso al furibundo nacionalista negro que advertía cómo el mundo se venía abajo a su alrededor. «Valéry como dictador» tituló otro de sus textos, incluido en El conferenciante muerto, en el que se preguntaba: «¿Qué es el mañana / que no puede llegar / hoy?». Y el mañana fue el asesinato de Malcolm X, la ruptura de Baraka con la escena del Greenwich Village, en Nueva York, y con su mujer blanca —la editora Hettie Cohen— y su traslado a Harlem, el barrio negro. Abandonó su nombre LeRoi Jones y se bautizó como Imamu Amiri Baraka —patronímico musulmán bantuizado que significa «líder espiritual príncipe bendito»; con los años se desprendió también del «Imamu»—. Llamó Home —traducido en una vieja edición argentina con un expresivo De vuelta a casa— a su antología de ensayos de 1966, en la que informaba del impacto que le había causado su visita a Cuba y su contacto con los intelectuales rebeldes del tercer mundo, trazaba un retrato urgente de la importancia del pensamiento de Malcolm X y prescribía las obligaciones del «artista negro»: «La función del artista negro en Norteamérica consiste en favorecer la destrucción de la Norteamérica que él conoce».


Para el profesor William J. Harris de la Universidad de Kansas, Baraka era ya entonces «el Frantz Fanon de la poesía», un escritor discutido, «el poeta psicólogo del intelectual radical negro», en búsqueda permanente, nunca en silencio, nunca quieto. El hombre que exponía en el escaparate todas sus contradicciones y las de su raza. En «Black Dada Nihilismus», feroz  poema que lee acompañado del New York Art Quartet en 1965, la violencia producto de una situación violenta se despliega con extrema crudeza, tanta que resulta difícil escuchar de frente esa voz: «De Sartre, un hombre blanco, dio / el último aliento. Y rogamos que muera, / antes de que lo asesinen (…) Acude, nihilismo negro / dadá. Viola las chicas blancas. Viola / a sus padres. Corta las gargantas de sus madres». La exploración de los límites, de todos los límites, será, quizás, el hilo rojo que atraviese la obra poética de Baraka, como mínimo hasta el polémico poema post-11S «Alguien hizo saltar América por los aires» («Somebody Blew Up America»).
Pero fue también el dramaturgo que dejó el Off-Broadway temblando con The Dutchman (El holandés), ataque furioso contra el racismo y su imbricación en la lucha de clases. Y uno de esos críticos de jazz partisanos al que, aun así, nadie podía ignorar. De la cegadora importancia de la música en la expresión cultural de los afroamericanos dejó constancia en su estudio El mito de la literatura negra: «Nunca hubo un equivalente de Duke Ellington o de Louis Armstrong en la literatura negra, e incluso la mejor literatura contemporánea escrita por negros no puede compararse con la fantástica belleza de la música de Charlie Parker». Defensor de los airados músicos del free jazz cuando el establishment solo los percibía como amenaza o como burla, su propia poesía interioriza ritmos y estructuras de la gran tradición de la música negra a la que, al mismo tiempo, emplea como materia del poema.
En 1979, a los pocos años de alejarse del nacionalismo negro, en el que veía una «destructiva forma de racismo», y declararse «un socialista del tercer mundo», escribe el largo poema dedicado a John Coltrane «Am/trak», que finaliza con su recuerdo de la muerte del saxofonista durante los disturbios raciales de Newark, en los que Baraka fue arrestado: «(Acostado en confinamiento solitario, julio del 67 / Los tanques recorrían Newark / y yo silbaba todo lo que sabía de «Trane» / la sabiduría de mi latido / y él estaba muerto / dijeron. / Y aún la pasada noche puse «Meditations» / y me dijo qué hacer / ¡Vive, loco hijo de / puta! / y organiza / tu mierda / mientras arde / correctamente». El poema se retuerce, implosiona, durante siete páginas en las que el lenguaje del jazz y la destrucción de la cultura de los esclavistas celebran la «Universidad de Coltrane, un jodido doctor en filosofía». En la poesía de Amiri Baraka, los subalternos asaltan el poder. O, cuando menos, proclaman su oposición. «Pero justo cuando os levantáis para relameros yo grito ¡COLTRANE! ¡STEVIE WONDER! / ¡MALCOLM X! / ¡ALBERT AYLER! / ¡THE BLACK ARTS!», afirma en otra composición clave, «En la Tradición» («In the Tradition»), de 1982, homenaje al disco de Arthur Blythe del mismo título.


El otrora filósofo del jazz libre peleaba por despertar la tradición de la black music de su sueño conformista. Adscrito a lo que él mismo denominó «estética marxista tercermundista», defendía la necesidad de «obras de teatro directas, poesía directa, y no oscura». «Creo que incluso la más simple declaración debería contener la más avanzada comprensión, y la más avanzada comprensión debería contener la más simple declaración», explicaba en una entrevista sobre «el teatro y la revolución inminente» recogida en el volumen Conversaciones con Amiri Baraka. Teoría y práctica, como demuestra el balazo de disco music al que puso letra en 1978. La banda intérprete, atención, The Advanced Workers with the Anti-Imperialist Singers: «You Was Dancin’ Need To Be Marchin So You Can Dance Some More Later On». Se podía bailar. Era su revolución. Como era la revolución del poeta de Funk Lore (Sabiduría funk), que recoge textos y elegías dedicados a Duke Ellington y Thelonious Monk, o del que algunos críticos consideran su más acabado libro de poemas, Wise, why’s, y’s (1995), una reescritura de la epopeya emancipadora afroamericana en forma de canto griot, otra de las formas de la poesía oral —como el scat singing del jazz, el spoken word o el propio rap— que interesó a Baraka. O del elepé de 1980 New Music-New Poetry, en el que, escoltado por el batería Steve McCall y el saxo de David Murraylee «Against Burgeois Art» («Contra el arte burgués») o «Class Struggle in Music» («La lucha de clases en la música»).
Amiri Baraka no se rendía. La opresión racial era, para él, inseparable de la opresión de clase. Y esta combinación, consecuencia de la dirección imperialista de su país, los Estados Unidos de América. Su visión política, cristalizada en la oscura década de los setenta, determinaba su escritura, su intervención cultural. En el Obama de primera hora, pese a la abismal distancia ideológica, percibió «la cuarta revolución que ha habido en América. La primera, por supuesto, fue eliminar a los británicos; la segunda, la guerra civil y toda la desegregación negra; después el movimiento por los derechos civiles en los sesenta. Esta es la cuarta, la elección de Barack Obama». «Lo veo como el fruto de las luchas de gente como el doctor KingCarmichael y Malcolm X», añadía en esa misma entrevista, en noviembre de 2008. Pero él, militante de la filosofía de la sospecha, no se confió. No extendió un cheque en blanco. Acostumbrado al ojo del huracán, no hacía tanto tiempo que la reacción se había abalanzado sobre su figura. Y todo por un poema: «Alguien hizo saltar América por los aires» («Somebody blew up America»).


Letanía implacable, poesía política oral, requisitoria contra el imperio, rap de combate e imprecación anafórica antifascista, «Alguien hizo saltar América por los aires» fue la respuesta del viejo poeta irreductible a los acontecimientos derivados del 11S. Baraka procede a través de una interminable serie de preguntas retóricas que desgranan las fechorías de los Estados Unidos a lo largo de sus dos siglos de existencia —del exterminio de las poblaciones originarias a la política exterior expansionista, del terrorismo de Estado contra los Panteras Negras a la caza de brujas— e insinúa, he aquí el pecado que causó sus mayores quebraderos de cabeza, que Israel conocía los planes de ataque a las Torres Gemelas: «Quién sabía que iban a bombardear el World Trade Center / Quién dijo a los cuatro mil trabajadores israelíes de las Torres Gemelas / Que se quedasen en casas ese día / ¿Por qué Sharón se mantuvo alejado? // ¿Quién? ¿Quién? ¿Quién?».
La crítica literaria difirió, en esta ocasión, de la política. Para el profesor Edward Kamau Brathwaite, el libro que incluía «Alguien hizo saltar América por los aires», publicado en 2004, era «un hito en la reconstrucción cultural revolucionaria y radical negra». Pero la polvareda resultó fenomenal. Y densa. Las instituciones oficiales de Nueva Jersey retiraron a Amiri Baraka la condición de «Poeta Laureado» del estado bajo la consabida acusación de antisemitismo. No solo eso: suprimieron la distinción. «El asunto es que», se explicaba el escritor, «si ni siquiera puedes cuestionar un país extranjero sin que te llamen antisemita, bien, ¿qué tenemos que hacer? ¿No puedo cuestionar lo que sucede en Darfur o en el Congo sin que me llamen antinegro? Cada vez que cuestionas actividades ilegales, si se trata de un Estado soberano y sin miedo, entonces aparece alguien que te tilda de antijudío. Pero la gente está descubriendo que se trata de un disfraz y que intentan enmascarar el mal». Tal vez su poesía, su vida, no fue otra cosa que un intento, en honor a Bertolt Brecht, de desenmascarar el mal.
Amiri Baraka, uno de los poetas afroamericanos más importantes del siglo XX, trabajó como profesor en varias universidades estadounidenses. Murió en enero de 2014.

miércoles, 6 de marzo de 2019

Alberte Momán con nos (O 18 de Março 2019)


XII. Ferrol

Recoñecendo os erros dunha cidade
Que como unha filla un viu medrar.
Pensar que xa se fixo grande dabondo
E afastarse para deixala continuar o seu camiño
Que o alonxa da vida común que mantiveron
Na nenez e adolescencia de ambos.


(de Cidade é tamén nome de muller)

jueves, 28 de febrero de 2019

Un ano da publicación de Tripas


En novembro cúmprese un ano da saída do prelo de Tripas (Belagua. 2017), un libro de poemas no que recollo a produción poética de, cando menos, seis anos da miña vida. O eixo principal é, xustamente, a elaboración desa secuencia, un intervalo da miña propia traxectoria vital. Podería dicir que se trata dun discurso fragmentado co que tento reflexionar sobre os acontecementos importantes que deixaron pegada, procurando reconciliarme, ao mesmo tempo, co meu pasado.

Trátase dun libro no que se abordan, dende distintas perspectivas, momentos intensos que confeccionan, con dureza, a imaxe dun corpo que se ispe para non permitir que nada fique oculto, evitando que teza enramados confusos cargados de frustración.

Para min é, polo tanto, un libro importante, pero que ao mesmo tempo marca un punto de inflexión co que pretendo romper con esa forma de contarme, universalizando a miña propia experiencia, para espir, do mesmo xeito, o meu entorno máis ou menos inmediato.

Agradecido pola acollida do libro, recompilo hoxe as diferentes impresións que distintos medios foron capturando. Agradecido, tamén, a Estefanía Busto Dopazo pola tradución ao español, coa que se pretendía das cobertura peninsular aos textos.

Mario Regueira escribía, para o número 273 do semanario en papel Sermos Galiza do 21 de decembro do 2017, unha recensión na que resaltaba o «inconformismo e un afastamento voluntario das grandes correntes literarias, tamén no que respecta á procura de subxéneros», facendo referencia ao conxunto da miña obra.

Román Raña daba asúa visión para o Faro de Vigo do 25 de xaneiro do 2018, na que resalta o clima de desolación que marca, como liña definida, as páxinas de Tripas.

Manrique Fernández publicaba, o 1 de febreiro do 2018, unha recensión no xornal electrónicoComarcas na Rede de información dos municipios do sur de Pontevedra, considerándoo un libro visceral e negativista, moi acorde coas imaxes descarnadas que ocasións se mostran.

O día despois da presentación do libro en Lugo, Santiago Jaureguizar publicaba en El Progreso do día 9 de febreiro do 2018, un artigo resaltando aspectos relacionados coa primeira parte do libro, Arrabalde de silencio, nos que mesturo ficción e realidade para falar da chegada da miña nai a Ferrol, procedente do Roxal, concello de Neda.

O suplemento cultural do Faro de VigoO Faro da Cultura, do día 22 de febreiro publicaba unha extensa entrevista na que resalto o marcado ton autobiográfico destas Tripas.

Tensy Gesteira realizaba, para a súa bitácora literaria Lecturafilia, unha recensión do libro que acompañaría, días despois, cunha entrevista máis en profundidade.

Xa no mes de xullo, Henrique Dacosta escribía para o Suplemento Cultural Nordesía do Diario de Ferrol do 29 dese mes, unha recensión na que introducía o oxímoron como fío condutor, xa non só en Tripas, senón como recurso poético en todas as miñas obras.

E por último, até o momento, Vicente Araguas, para ese mesmo Suplemento Cultural, neste caso do 21 de outubro, escribía unhas liñas considerando o feito de mostrarme nu na escrita.

Diferentes visións que demostran un amplo abano de temáticas e recursos empregados nun libro que é como unha vida.
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domingo, 13 de enero de 2019

Derek Walcott, os seus poemas con nos

https://sites.google.com/site/derekwalcottescolma/


Una voz que es una constelación Edward Hirsh (fragmento de un ensayo sobre el D. Walcott)
Después de la aparición de Collected poems, Walcott ha publicado The Arkansas testament (1987) y Omeros (1990). Este último libro es una recapitulación de La Odisea que hace paralelos entre la experiencia griega y la antillana y representa hasta ahora la piedra de toque de su poesía. Los temas de los poemas de Walcott reciben un eco y un contrapunto en la acción ritual y el lenguaje coloquial de sus mayores obras dramáticas, desde Dream on monkey mountain, Remembrance y Pantomime, hasta Beef, No chicken, The last carnival y A branch of the Blue Nile. Al leer la obra completa de Walcott uno está siempre consciente del compromiso que mantiene con un pueblo y un territorio. Walcott ha buscado en numerosas ocasiones dar voz a las caletas y playas, colinas, promontorios y valles de su tierra natal. Santa Lucía, su lugar de nacimiento, es una de las cuatro islas Windward del Caribe oriental, un pequeño y escarpado territorio que da hacia el océano Atlántico de un lado y del otro hacia el Caribe.
El mar —o lo que él ha llamado "el teatro del mar"— es una presencia inescapable en su obra y tiene una incidencia directa en su sentirse isleño, un poeta de un mundo nuevo flotante rodeado por el agua. "El mar fue mi privilegio / Y un pueblo fresco", escribe en Omeros, donde también define al
mar como "un poema épico donde cada línea fue borrada / pero vuelve a escribirse en páginas de rompientes que explotan". Al mismo tiempo, Walcott ha sido un resuelto abogado de la literatura y la cultura pancaribeña, y considera que cada isla es una pieza integral de una unidad histórica mayor.
Se define a sí mismo como parte de una constelación de escritores —entre ellos, St.John Perse, Aimé Césaire y C. L. R. James— que han creado una literatura en muchas lenguas distintas, y pertenece a una generación que ha descrito con frecuencia su excitación y la posesión creativa que
experimentan al escribir acerca de un lugar por vez primera, y definen su papel en términos de lo que Alejo Carpentier llama "la tarea adánica de darle a cada cosa su nombre".
Walcott irradia alegría en los nombres y los verbos, en el sazón del habla coloquial, en los sabores salados, marítimos de las palabras mismas. Posee uno de los más finos vehículos expresivos desde Hart Crane o Dylan Thomas.