domingo, 4 de junio de 2017

NAZIM HIKMET, SUS POEMAS



lendo poemas do gran poeta turco NAZIM HIKMET.
E despedindo ata o outono as lecturas no Club de Poesía.
Estades invitadas e invitados a tomar un viño logo do FALADOIRO

ME ACOSTUMBRO A ENVEJECER

Me acostumbro a envejecer, es el oficio más difícil del mundo,
llamar a las puertas por última vez,
la separación para siempre.
Horas que corréis, corréis, corréis...
Trato de comprender a costa de dejar de creer.
Te iba a decir una palabra pero no pude.
En mi mundo el sabor de un pitillo por la mañana con el estómago vacío.
La muerte antes de llegar me envió su soledad.
Envidio a los que no se dan cuenta de que envejecen,
tan ocupados están con sus cosas.
                                                               12 de enero de 1963

SOBRE QUEDARSE SORPRENDIDO

Puedo amar,
y tanto,
pide lo que quieras,
mi vida, mis ojos.
Puedo enfurecerme,
mi boca no se llena de espuma,
pero la ira de un camello no es nada al lado de la mía,
solo la ira del camello, no su rencor.
Puedo comprender
muchas veces con mi nariz,
es decir oliendo lo más oscuro lo que está más lejos
y puedo pelear,
por todos y por todo lo que me parece justo, correcto y hermoso,
ni mi edad ni mi porte me lo impiden,
sin embargo hace tiempo que se me olvidó quedarme sorprendido.
La sorpresa me dejó y se fue con sus ojos bien abiertos
y bien jóvenes.
¡Qué lástima!

Tanganica, febrero de 1963
Hotel Maranga

CARTA DE BERLÍN

1
Berlín, es de día y hace sol,
8 de marzo de 1963.
Felicidades, mujer.
He olvidado decírtelo por teléfono esta mañana,
olvido el mundo cuando oigo tu voz.
Muchas felicidades, mi amor.
                                                  Berlín, 8 de marzo de 1963

CARTA DE BERLÍN

2

Dentro de cuatro días estoy en Moscú.
Afortunadamente ya se acaba esta separación, regreso.
También esta separación quedará atrás, como un camino lluvioso.
Vendrán nuevas separaciones,
bajaré a otros pozos,
iré a más sitios y regresaré.
Correré a toda prisa para regresar de nuevo.
Después, ni Berlín ni Tanganica,
ya no iré a ningún sitio, a ningún sitio.
Ya no estará en mi mano volver ni en vapor ni en tren ni en avión.
Ya no llegarán cartas ni telegramas míos.
Y tampoco te telefonearé.
Ya no reirás dulcemente al oír mi voz.
Ya no recibirás noticias mías
y te quedarás sola.
Dentro de cuatro días estaré en Moscú.
En Berlín es de día y hace sol
es primavera en Moscú,
lo has dicho por teléfono.
Afortunadamente ya se acaba esta separación. Regreso.
Pero dentro de mí está la noche de la gran separación,
dentro de mí la amargura de cuando ya no me tengas,
dentro de mí tu soledad.
Soledad: pan de recuerdos que no llena,
invitación a lejanos recuerdos: soledad,
tal vez tres meses, tal vez tres años,
la soledad será tu sombra.
Dentro de cuatro días estaré en Moscú
en Moscú es primavera
lo has dicho por teléfono.
                                                          Berlín, 8 de abril de 1963.

CARTA DE BERLÍN

3

Dentro de cinco horas estaré junto a ti.
En Berlín, el sol entra en la habitación de mi hotel,
trinos húmedos de los pájaros
—ha llovido esta mañana—
y los tranvías
y el tiempo.
El tiempo está como detenido,
rígido, helado,
podrías cogerlo y colgarlo de un clavo,
podrías cortarlo con un cuchillo.
Es como si estuviera en la cárcel.
Y en la cárcel el más despiadado de los guardianes
es el tiempo.
Dentro de dos horas estaré en el aeropuerto.
Dentro de cinco horas en tu azul.
Dentro de cinco horas la libertad.
En las habitaciones de los hoteles, tras todos los regresos
habría que poner una estatua al inventor del avión.

Berlín, 12 de abril de 1963.
Publicamos aquí, en traducción de Fernando García Burillo y Çagla Soykan, una selección de los poemas que Nâzim Hikmet escribió en los dos postreros años de su vida. Poemas de amor, pues el poeta, exiliado en Moscú, había vuelto a enamorarse una última vez; poemas de compromiso político, al que nunca renunció; y poemas en los que reflexiona sobre la proximidad de la muerte y la vida que siente que se le escapa.